viernes, julio 28, 2006

Chávez un patán: protestan en Chile por irrespeto a su presidenta

24 Julio 2006, 2:59 pm:
Publicado por Sergio Muñoz
Este reportaje de ProyectAmérica nos llegó de un amigo Sur
Americano para Cono Sur. Empero le damos también
publicidad en esta página por considerarlo un verdadero
Puntillazo, al loco de Miraflores.
El brazo de Chávez
En la foto oficial de la cumbre del Mercosur, que se efectuó la semana pasada en Córdoba, Argentina, el gobernante venezolano Hugo Chávez volvió a demostrar que en materia de exuberancia nadie puede competirle en la región. Sin ninguna consideración por las formas, extendió el brazo por la espalda de la Presidenta Michelle Bachelet y apoyó su mano en el hombro de ella, como si se tratara de una foto de paseo campestre o fiesta estudiantil.
Por: Sergio Muñoz Riveros, miembro del Consejo Editorial de Proyectamérica.
Como se recordará, ya había hecho algo parecido en Viena hace un par de meses, en la cumbre Unión Europea-América Latina, ocasión en la que, ubicado en la fila de atrás, puso ambas manos en los hombros de nuestra mandataria, dando origen a una foto que circuló por todo el mundo, junto a otra en la que le hablaba al oído.
Como Chávez no conoce mucho a nuestro país, no se imagina cuánto nos molesta a los chilenos esas demostraciones excesivas. Son, en realidad, exasperantes.
Una cosa es la amabilidad y otra muy distinta el abuso de confianza. Sabemos que él se considera un líder continental, pero es preferible que con la Presidenta de Chile no intente demostrarlo. Será mejor para todos si las relaciones chileno-venezolanas se desenvuelven en un marco de respeto de las buenas maneras.
Es obvio que la actitud de Chávez no es pura efusividad, sino cálculo político. La candidatura de Venezuela al Consejo de Seguridad de la ONU lo lleva a esforzarse para conseguir todos los votos posibles, incluido el chileno. La presión sobre La Moneda para conseguir ese apoyo es abierta, como ha quedado de manifiesto en las alusiones al apoyo que Venezuela le entregó a la candidatura de José Miguel Insulza a la Secretaría General de la OEA, lo cual exigiría que nuestro país devolviera la mano.
El gobierno chileno no ha resuelto aún cómo votará en esa coyuntura, que se producirá en octubre, pero es evidente que si aparece apoyando al gobierno de Chávez, sobre cuyo intervencionismo político en el continente sobran las pruebas y respecto de cuya definición democrática abundan las dudas, le costará encontrar buenos fundamentos. Por cierto que no es un asunto que pueda zanjarse “apolíticamente”, como parecen creer aquellos que dicen que no se trata de apoyar a Chávez, sino a Venezuela, lo que revela una extraña lógica.
En este contexto, es incomprensible que el embajador de Chile en Venezuela, Claudio Huepe, haya declarado en una entrevista publicada en La Segunda el 21 de julio que él es partidario de que nuestro país vote por Venezuela en la ONU. Si los embajadores van a empezar a entregar su parecer personal sobre determinadas materias de política exterior relacionadas con el país en el que nos representan, podemos anticipar muchos problemas para el gobierno. Aunque Huepe, que es un político fogueado, ex parlamentario y ex ministro, reconoce que es la Presidenta quien fijará la línea de acción en este punto, no se priva de dar su propia opinión, la cual naturalmente le ganará simpatías en Caracas. Lo más curioso es que cuando le preguntaron respecto de qué le parecía que su propio partido, la Democracia Cristiana, se oponga a la eventualidad de votar a favor de Venezuela, Huepe haya contestado así: “Cuando uno es embajador, está al servicio de su país y no de un partido”. ¡Y la manera de demostrarlo es dando a conocer opiniones personales!
Es sabido que Huepe vivió exiliado en Venezuela y que guarda un gran afecto por ese país, lo cual está muy bien, pero en este momento él representa a Chile, y si lo olvida es muy grave, entre otras cosas porque a veces el interés nacional obliga a los embajadores a expresar puntos de vista que no son del agrado del gobierno ante el cual están acreditados. ¿Qué pasaría si Luis Maira, embajador en Argentina, o Cristián Barros, embajador en Perú, empezaran a entregar juicios personales sobre ciertos aspectos delicados de la relación bilateral con esas naciones? Mejor ni imaginarlo.
Nuestro país debe poner buena voluntad para desarrollar relaciones constructivas con todas las naciones del continente, en particular con los vecinos. Ello exige realismo y flexibilidad. Sin embargo, no puede dar ningún paso que se preste a equívocos. Es indispensable que la política exterior sea coherente con los valores y principios en que se sustenta nuestro orden democrático.
Chile tiene que cuidar las formas y los contenidos en las relaciones internacionales. Y hacerse respetar.
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