Un Editorial de Rafaerl Montan

EDITORIAL:
De Rafael Montan

CREIAMOS QUE ERAN CORDERITOS

Cuando mataron a El Jefe, al doctor Joaquín Balaguer le tocó el gran problema que fue ser el presidente encargado de dirigir el paso de tiranía a democracia. No era fácil emburujarse con ese lío (militares que no estaban acostumbrados a ser gobernados por un civil y no querían perder vidas y propiedades o ser apresados por delitos cometidos durante la Era de Trujillo; obreros que, estimulados por dirigentes “apolíticos”, exigían derechos que no fueron reclamados durante 30 años; etc.). Alguien, creyendo que el nuevo mandatario era dirigido por sectores poderosos de la nación, dijo y muchos repetimos: BALAGUER, MUÑEQUITO DE PAPEL. El ciudadano más famoso de Navarrete tuvo que abandonar el país y, cinco años después, volvió a ser presidente de los dominicanos y demostró que no era un pariguayito. Otro líder politico y presidente de la República, que nos hace recordar a Balaguer, es el doctor Leonel Fernández, porque muchos lo veían como un pendejito y resultó ser, como dicen en mi pueblo: “un león afeitao”. Balaguer era derechista "a la franca", Fernández confunde a los observadores. En sus dos gobiernos Fernández ha dado izquierdazos, como la condecoración a Fidel Alejandro Castro Ruz; y derechazos, como cuando dijo que es vinchista (seguidor de Vincho). Encabezó la campaña de su partido para las recién pasadas elecciones legislativas y municipales y usó, sin control, los recursos del Estado para la promoción de sus candidatos y de su próxima candidatura presidencial en el 2008 ó el 2010 (si sus legisladores modifican la Constitución para unificar las elecciones presidenciales y las congresuales y municipales agregándole dos años al actual contrato de trabajo del presidente). Salió bien en ese caso (hacer campaña con el dinero que debería invertir en obras públicas), porque todos los presidentes reeleccionistas han hecho eso. El 16 de agosto el presidente Fernández comenzará a trabajar con los legisladores necesarios para modificar la Constitución y, si las circunstancias nacionales e internacionales lo permiten, gobernar como el quiera. Ojalá haga quedar mal a los que creen que a él le gustaría dar un “chavetazo” (gobernar como el presidente venezolano).
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