viernes, marzo 03, 2006

Reintegración Rojas Tabar oscurece más caso Narciso González


Puntillazos:

El crimen de Narciso González, Narcisazo, periodista, abogado y profesor universitario apresado y asesinado luego de las elecciones de 1994. Un oficial de la Fuerza Aérea Dominicana (FAD) testigo del apresamiento del infortunado profesional fue muerto mediante un asesinato vehicular cuando viajaba en su moto en la zona norte de la capital dominicana.

Narciso González fue apresado al salir de un teatro ubicado frente a la escuela secundaria en la Avenida Duarte, entre la calle 15 y la Padre Castellanos, antigua 17 y el rumor público señala a una patrulla de la Fuerza Aérea como responsable del apresamiento que culminó en el asesinato y desaparición del cadáver. Juan Bautista Rojas Tabar era el Jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea.

Un general de la policía reveló a quien escribe que el periodista y abogado, que además era tambien profesor universitario y escritor fue llevado al palacio de la Policía Nacional, tirado en la cama de una camioneta de la Fuerza Aérea tres días después del apresamiento de marras; cerca de la media noche, con el propósito de entregarlo a la institución del Orden Público.

Oficiales superiores de la policía de servicio en la Jefatura Policial se negaron a recibirlo porque estaba moribundo, sugiriendo que lo llevaran al Hospital Central de las Fuerzas Armadas y alegando que el masacrado hombre necesitaba atención médica de inmediato lo que fue corroborado por los oficiales médicos policiales de servicio esa noche.

En el patio del palacio policial se produjo una agria disputa con el oficial superior de la Fuerza Aérea que comandaba la siniestra patrulla con el macabro despojo del periodista moribundo. El altercado fue tal que los oficiales participante fueron llamando a los oficiales de la Plana Mayor de la Policía que fueron llegando a la escena, mientras la siniestra patrulla amenazaba con dejar los despojos del hombre masacrado (Narciso González) en el patio de la institución en tanto hablaba con su superior que no fue identificado.

La discusión llegó a ser tan ácida que los centinelas apostados en los vigías y la azotea del palacio policial enfilaron sus cañones hacia la unidad motorizada de la Fuerza Aérea que tenia una ametralladora de alto calibre emplazada. En eso llego el Jefe Policial y ordenó al oficial de la Fuerza Aérea que era de menor rango que el suyo que inmediatamente llevara al herido al Hospital Central de las Fuerzas Armadas. Los policías supieron de inmediato de quien se trataba porque varios de los oficiales presentes lo identificado.

La Institución del Orden Público, alegaba en su negativa que no podía hacerse cargo de una persona que la institución no apresó, que no se conocía que haya cometido ningún delito ni que pesara contra ella ninguna orden de prisión emitida por la autoridad competente y mucho menos en las críticas condiciones en que se encontraba.

Este no es el único incidente que se ha producido entre ambas instituciones por cuestiones similares y de orden público, sin embargo con el Ejercito y la Marina de guerra nunca se han escenificado incidentes como el que relatamos.

Luego de abandonar la institución policial el macabro vehículo de patrulla militar con los despojos del conocido periodista pasó frente al referido Hospital Central de las Fuerzas Armadas y lejos de llevar allí al masacrado moribundo tomo rumbo a la carretera del Cibao, en el trayecto el infortunado profesional expiró y la patrulla de la muerte fue a tratar de enterrar los despojos en una finca ubicada entre Santiago Rodríguez y Dajabón, cerca de donde años atrás habían enterrado los restos de Henry Segarra quien sabe si por el mismo sicario de la ocasión.

Empero en este caso el fatal entierro no se produjo porque el dueño de la citada finca se levantó con sus peones armados y opuso resistencia alegando que no iban a enterrar a nadie en su propiedad como hicieron con Segarra para después implicarlo en investigaciones y amenazó con denunciarlo públicamente. Valiente hombre, cercano al incidente vivía o vive otra familia que se levantaron y al ver las luces prendidas y ante el aviso de refuerzos la patrulla optó por macharse, pero fue seguida sigilosamente a cierta distancia por los campesinos y vieron cuando el infortunado profesional fue fondeado en el Morro de Montecristi en las primeras horas del Alba, desde un helicóptero de la Fuerza Aérea que no pocas personas pudieron ver cuando fue arrojado al mar el bulto que nunca flotó desde el aeronave militar.

El Procurador General de la República en el primer mandato de Leonel Fernández, Abel Rodríguez del Orbe, un profesional muy serio, encontró que todos los caminos lo conducían a por lo menos interrogar a Rojas Tabar.

Citado al efecto el alto oficial compareció pero opuso resistencia al interrogatorio y al salir del despacho del Procurador, desafió públicamente la autoridad del presidente Fernandez ante los periodistas que cubren esa fuente; prácticamente ordenándole a Fernandez que cancelara a quienes lo trataban de implicar en el caso de Narciso González, dos horas después el gobernante lo destituyó.

Nadie ha sabido lo que hablaron el general y el procurador que poco después fue destituido tambien y nombrado en el abultado cuerpo de asesores presidenciales y desde entonces el expediente de Narciso González ha permanecido engavetado engrosando el alto número de asesinatos políticos sin solución.

Rodríguez del Orbe no esta en el gabinete actual del doctor Fernández que acaba de reintegrar a Rojas Tabar, sobre cuya reintegración e implicaciones políticas escribiré un análisis en la sección REPORTAJES DE Política de este blog.

Este relato lo he denunciado públicamente y nunca ninguna autoridad competente se interesado por el mismo, que lo sabe el pueblo a soto voces.

La última vez que lo hice fue en una conferencia en Colegio Dominicano de Periodistas (CDP) en el 2002 y varios medios de comunicación se hicieron eco del mismo en tanto que algunos colegas me dijeron que esa versión es conocida de todos en los corrillos populares y cual no fue mi sorpresa cuando un chofer de carro público en la capital me hizo el relato tal como lo habia oído del general y al bajarme de carro, habiéndome identificado como periodista lo hizo él también mostrando su carnet militar y su insignia de sargento de la Marina de Guerra agregando que era oriundo de Montecristi y así Leonel y sus paniaguados se consideran serios y se reintegra a un militar que tiene una investigación abierta por el asesinato de un periodista. Gracias Amigos. Moisés Iturbides. E/mail:/miturbides@yahoo.com



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